Aunque las vacaciones son un oasis en la vida cotidiana y algo deseado por todos, en el que se descansa y programan viajes y actividades, también es cierto que, paradójicamente, se convierten en escenarios de tensiones y discusiones que antes parecían no existir.
¿Por qué las vacaciones, precisamente, se convierten a veces en un campo de batalla, en vez de suponer un espacio de tranquilidad y bienestar?
Principalmente porque se han ido tapando a parches los problemas y, de una manera u otra, la pareja ha ido “esquivando” o evitando afrontar un tema de base. Sin embargo, en vacaciones se pasa mucho más tiempo juntos, probablemente a solas y con dinámicas diferentes al día a día, lo que favorece el surgimiento de problemas.
Expectativas versus realidad: las vacaciones idealizadas
Por una parte, las vacaciones soñadas son eso: un sueño. Pasamos gran cantidad de tiempo programando y fantaseando, con imágenes preciosas y sitios y actividades y nos proyectamos en el futuro como un paraíso. Pero cuando llega la hora de la verdad, las cosas suelen ser bastante diferentes, surgen problemas, las cosas no son como esperábamos… y esto genera insatisfacción, enfado, reproches y se convierte en un abono maravilloso para las fricciones.
Es importante tener presente, de antemano, que las cosas no serán como nos las venden o como soñamos para minimizar el impacto de la cruda realidad que, a la postre, no será tan mala: estamos de vacaciones disfrutando de lugares y actividades con las personas que son importantes para nosotros. Ser positivo y flexible serán cualidades estupendas que poner en juego en vacaciones.
Comunicación en la pareja
El tiempo para compartir es también tiempo para hablar y aquí aplican las reglas de toda comunicación efectiva: temple, respeto, afecto, validación del otro, sinceridad, claridad, llegar a acuerdos, etc. La clave es no perder de vista que sois un equipo y que os queréis y desde esta base será más fácil que la comunicación sea más gratificante y efectiva.
Otro de los puntos clave consiste en la negociación, así como acordar el reparto de tareas y funciones de forma conjunta (organización, gestiones…). Las vacaciones serán compartidas y deben ser fuente de disfrute para ambos, no sólo para una de las partes, así que la negociación, acuerdos y concesiones serán habilidades cruciales.
Tiempo en pareja y espacio personal
El tiempo compartido es importante para la pareja, pero si las vacaciones se alargan, puede ser interesante reservar un espacio individual y esto no supone nada negativo para la relación o la implicación o el vínculo: los momentos de intimidad, o realizar actividades diferentes son muy sanos y necesarios.
Así pues, es conveniente reservar espacios en los que la pareja haga cosas diferentes, con la confianza de que es una práctica beneficiosa para la relación y no se debe caer en el error de pensar que significa algo negativo hacia el otro/a. Estar todo el tiempo con los demás (pareja, amigos, compañeros, familiares…) llega a ser agotador y los espacios bien en soledad, bien con personas diferentes, nos relajan y llenan.
Vacaciones o en familia…
Probablemente habrás escuchado esta frase al regresar de vacaciones, dicha en tono de broma, aunque esconde algo de verdad. A veces, la gestión de los espacios y los límites entre la pareja (o la familia nuclear, que incluye a los hijos) y las familias de procedencia, se convierte en una actividad tremendamente peligrosa
La adaptación y la comprensión son también elementos importantes en las vacaciones: por un lado, seguramente estaremos en sitios o con personas diferentes a nuestra vida diaria. Puede haber cambios de planes, surgir problemas… Por otra parte, puede que compartamos tiempo con gente que puede que no nos caiga bien del todo. A veces las vacaciones suponen un compromiso con la familia propia o de la pareja (o sus amigos) y esto puede generar roces, reproches, insatisfacción y generar conflictos. Aquí es importante llegar a acuerdos de antemano y respetar las necesidades de cada miembro de la pareja. También reforzar la comprensión y paciente, para hacer frente a situaciones sociales o familiares complicadas, aunque es igual de importante hacer valer el respeto y valor hacia nosotros mismos y mantener este equilibrio no es fácil.
En definitiva, aunque a primera vista pueda parecer un contrasentido que haya tantos problemas de pareja en vacaciones, nos damos cuenta de que hay numerosos factores que pueden provocarlos o favorecerlos.
Ser conscientes de las dinámicas que se pueden dar es un buen primer paso para prevenir conflictos y afrontarlos con calma y cariño, así que, si las vacaciones se suelen convertir en algo estresante donde surgen numerosos problemas, puedes contactar con nosotros para que te ayudemos a gestionar qué está ocurriendo para que las vacaciones sean de verdad algo agradable y deseable.