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Los peligros de los propósitos de año nuevo

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Deja de ponerte metas sólo porque es una época para ello.  Plantéate si necesitas hacer cambios y realmente es el momento. Si hay algo que necesites mejorar, cualquier momento del año es el ideal, basta con empezar. No esperes a que se den circunstancias externas que te lo “indiquen”.

Nos han marcado el fin de año como el fin de muchos procesos y el inicio de nuevas etapas. Y, por tanto, si no hemos conseguido lo propuesto podemos sentirnos insatisfechos y como un fracaso. Como si fuera una fecha de entrega sin prórrogas. Y esto hace que también el marcarnos nuevas metas para mejorar nuestra vida (lo cual es en sí mismo positivo si son realistas y necesarias) nos genere ansiedad pues ya anticipamos la dificultad en mantenernos firmes hasta lograr nuestro propósito.

Primero, valora qué necesitas de verdad

 

Elige bien qué quieres cambiar porque no todo lo que a otros les ayuda te viene bien a ti, o te hace falta, aunque esté de moda.

O lo que te propones no es realista en tu caso, y te puede generar estrés fijarte metas de otros, o en sus plazos, o con sus resultados. Las comparaciones hacen mucho daño porque no estamos viendo lo común, sólo deseamos su mismo resultado sin valorar los puntos de partida personales.

A veces nos ponemos metas que sí son realistas, asequibles, pero no son saludables, o sí pero no van con nosotros, no eran una necesidad en nuestro caso. Y en cambio estamos dejando de lado necesidades que sí tendríamos que observar. Y procrastinamos. Evitamos ponernos con lo importante, diciéndonos lo ocupados que estamos con otras cosas, que son más visibles y generan un mayor impacto, y por tanto, nos da una sensación de éxito, tras la que nos justificamos para no abordar lo verdaderamente esencial.

Elige por buenos motivos, no por la meta en sí

 

Por lo tanto, elige tus propósitos por lo que vayan a proporcionarte, no por presiones sociales o facilidad para lograrlo. ¿De verdad te hará sentir mejor lograr: perder peso, ascender, que te inviten a ese club privado, un coche nuevo o móvil último modelo…?

Claro que conseguir cosas o metas personales pueden hacernos sentir alegría, orgullo, bienestar, ventajas… pero no van a lograr otras mejoras en nuestro bienestar emocional, en nuestras relaciones personales o laborales, en nuestra autoestima y en nuestra satisfacción general. Es más, la dedicación obsesiva a estos propósitos puede no sólo desviarnos de lo importante, sino dejarnos sin tiempo ni energía para otros aspectos importantes que hacen que la vida nos satisfaga. ¿Qué perdemos por el camino hacia esas metas?

¿Qué vas a conseguir junto con tu meta? Los peligros asociados

 

Al final, ganar más no hará que caigas mejor, lo bueno que eres en tu trabajo no habla de tus relaciones familiares, un buen físico no garantiza una relación de pareja saludable, tener la vida hiperplanificada no te otorga poder sobre lo incontrolable.

Buscamos en esos aparentes éxitos que los demás nos alaben, nos reconforten, nos aplaudan el esfuerzo y nos envidien. Quizás porque en otros aspectos nos sentimos poco seguros y menos exitosos. Pero el verdadero éxito no nos lo tiene que validar nadie, la verdadera satisfacción y bienestar no está fuera.

¿En qué te quieres centrar y emplear tu energía?

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Psicología Sian
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