El reto de la convivencia
¿Cómo has vivido estos dos meses de confinamiento en familia? ¿Ha sido un regalo o un infierno?
Para la mayoría de personas este periodo de pandemia ha supuesto, entre otras cosas, un reto a nivel de convivencia familiar. Los que tienen hijos se han visto con ellos en casa 24 horas al día, al cerrarse los centros escolares. Esto supone muchas más horas de las habituales de convivencia, que pueden suponer más oportunidades de disfrutar de ellos, pero también más ocasiones de tensiones y riñas (entre hermanos, entre progenitores e hijos, y entre cónyuges). Mucho más tiempo para buscar qué hacer, a veces para cansarse y aburrirse, otras para agobiarse por la gran cantidad de tareas que hacer; gestionar la dificultad para conciliar ser profe de tus hij@s, informátic@ asistiendo a reuniones online, subiendo archivos a las plataformas escolares, solucionando problemas técnicos; mientras pretendes hacer tu teletrabajo, contestas mails y wasaps, haces la comida, pones lavadoras y limpias un poco.
La familia es lo más importante, ¿o no?
Se suele decir que lo más importante en la vida es la familia, casi más que la salud y, desde luego, que el trabajo o el dinero. Sin embargo, ¿actuamos según estos principios?
A algunos, tanto tiempo juntos les hace cuestionarse sus sentimientos o sus convicciones familiares. Para otros ha sido una gran oportunidad de poder entregarse a los hijos sin horarios externos, sin prisas, y disfrutar de lo que a diario no podían.
Ser o no ser consecuentes con los valores familiares
Cuántas veces he tratado a personas que sufrían porque, a pesar de predicar que su familia era lo más importante en sus vidas, veían que no dedicaban el tiempo y atención adecuados a sus familiares, especialmente a l@s hij@s.
Muchas personas eran conscientes de que el trabajo y otros asuntos les absorbían y acababan por posponer siempre precisamente lo que más querían, lo más importante, lo principal: su familia (por no hablar de sí mismos).
Una de las cosas que más ansiedad causa es sentir que nuestros deseos no van acordes con nuestra realidad, nuestros valores morales con nuestros actos, nuestra manera de pensar y creencias con nuestras conductas.
Nos hace sentir en falta, en deuda con nosotros mismos, y esta incoherencia vital, mantenida en el tiempo, nos daña nuestra autoimagen y genera emociones negativas.
La importancia de las Emociones
Como he explicado otras veces, las emociones son todas buenas, hasta las desagradables; porque son señales, sirven para ponernos en marcha, para resolver situaciones. Pero para que sean útiles debemos hacer caso de esa señal.
Cuando ignoramos lo que sentimos y nos justificamos, o restamos importancia al impacto que está teniendo en nosotros el faltar a nuestras propias convicciones, esas emociones dejan de ayudarnos a restaurar la armonía, ¡¡pero siguen existiendo!!, y pueden acabar generando un trastorno emocional que sólo atendemos cuando se aprecian los efectos físicos, de salud o en las relaciones.
¿Cuidas de tu familia?
Todos los tipos de familia son válidos, si están basados en el amor, en cuidar, en proteger, en la unión. Y cada persona se entrega a su familia a su manera, pues todos somos diferentes. Así cada familia es única e irrepetible.
Las circunstancias no siempre nos permiten poder expresar nuestro cariño como quisiéramos (falta de tiempo, cansancio, distancia, etc), pero no le añadamos otros como vergüenza, miedos, imagen social, enfados o tensión con otros o por otros motivos que pagamos con la familia…). Hay un problema muy extendido que suele impedir a los padres y madres disfrutar su p/maternidad y a l@s hij@s de sus padres/madres: la dificultad para gestionar los límites y la autoridad (o se pasan o no llegan), que les hace sentirse poco valorad@s y respetad@s, frustrad@s y cansad@s de su labor parental.
Este tiempo de confinamiento por el Covid-19 nos ha hecho enfrentarnos más directamente a estas situaciones de potencial disfrute o sufrimiento de la paternidad/maternidad, y así descubrir nuestras fortalezas o debilidades en este aspecto.
‼‼No esperes a que sea tarde, vive según tus principios, escúchate y atiende tus necesidades y las de la familia que tienes.‼‼
Reflexiones sobre los modelos de Familia
También nos ha hecho reflexionar sobre la importancia de las Familias: las que hemos creado y de las que venimos; las grandes y pequeñas; las bien avenidas y las no tanto… su relevancia en nuestras vidas y lo que podemos echar en falta a la familia más extensa, a la que no hemos podido visitar durante estos dos meses (y lo que quede).
Nos hace replantearnos el lugar que ocupa cada miembro de la familia, valorar las pequeñas cosas que antes dábamos por sentadas… o la tranquilidad de no tener que quedar por compromiso, y reflexionar sobre el por qué de este sentimiento. Podemos plantearnos si se pueden modificar las dinámicas familiares o ya están firmemente establecidas e inamovibles.
Cuestionar los valores que nos han enseñado y que a veces dañan más que ayudan, o nos entorpecen, o al revés, nos guían en momentos de dificultad. Quizás sea el comienzo de un trabajo personal de crecimiento superando el legado psicológico familiar.